Tema
Como si de una secuela de “MonstruosaMente” se tratara, aunque pueda leerse de forma aislada, “Todas las personas que fui” es un paso más en el universo creado por Alfonso Casas en su obra previa, donde veremos al propio Alfonso seguir conviviendo con la personificación de sus monstruos internos, pero donde una serie de circunstancias le llevarán a iniciar un viaje introspectivo en búsqueda de sí mismo acompañado de un compañero muy especial. Psicoterapia hecha cómic.
Puntos fuertes
(Antes de continuar con la reseña me gustaría avisar al lector de que va a tener “spoilers” menores, pues personalmente creo que es una obra que se disfruta más sabiendo lo mínimo posible.)
Como es lógico al tratarse de una obra ambientada en el mismo universo que “MonstruosaMente” (Alfonso Casas, 2020), Alfonso apuesta por un estilo continuista pero que al igual que la obra antes mencionada, y como dije en su respectiva reseña, entra por los ojos desde su portada. Una portada que en este caso va más allá y apuesta por un uso del color que nos adelanta lo que encontraremos dentro. Aunque el blanco y negro y los tonos azulados vuelven a ser predominantes, el uso del color servirá como elemento metafórico y narrativo, dando paso a preciosas páginas donde será el protagonista y que nos dejarán claros los cambios en Alfonso y su mundo interno dentro de ese viaje introspectivo en el que se abarca. La composición y brillante construcción de viñetas van de la mano con una narrativa que te mantiene pegado a la lectura. Genial, divertida y conmovedora, la obra de Alfonso está llena de imágenes para enmarcar, pero no solo eso, también de frases para lo mismo. La obra nos recuerda por qué el cómic como medio es único a la hora de contar historias: metáforas visuales, viñetas que cambian y desaparecen, el color como elemento narrativo, ruptura de la cuarta pared… Personalmente creo que con esta obra Alfonso ha dado un gran paso adelante no solo en su propio mundo interno y en su universo creado, sino como autor.
(Aunque también podría ser añadido aquí, todos esos puntos fuertes a destacar que tengan valor como Medicina Gráfica en sí misma serán abordados en el apartado siguiente.)
Por qué es medicina gráfica
A lo largo de la obra, veremos de nuevo a los monstruos internos de Alfonso representados como, literalmente, monstruos que le acompañan en su día a día. Los que conozcan su obra reconocerán a los ya conocidos: traumas del pasado, síndrome del impostor, ansiedad por el futuro, dudas, pensamientos tóxicos… Todos ellos monstruos familiares a los que, en cierto modo, se ha acostumbrado y con quienes ha aprendido a vivir. Pero aquí algo cambia. Alfonso se siente vacío, perdido. Y así aparecerán nuevos monstruos como la apatía, la procrastinación, la autoexigencia, envidia, inseguridades, hipocondría, culpa… La situación avanza poco a poco hacia un abismo, al aislamiento, a la depresión. Y llegará el momento clave que hará que Alfonso salga de su zona de confort y emprenda su viaje introspectivo, la llegada de un nuevo y vital monstruo en esta historia: Crisis. Un monstruo que al inicio se muestra como temible e indeseable, pero que servirá de alivio cómico y, en cierto modo, de representación del psicoterapeuta. Aunque esto no sea cierto de manera literal, es innegable el valor que tiene Crisis para que tanto el lector como el protagonista de la obra entiendan qué está ocurriendo en su mente, en su vida, y avance hacia el autoentendimiento. Como explica, estos monstruos de métodos cuestionables son el indicador de que algo no funciona, puedes hacerles caso o acostumbrarte a vivir con ellos. Alfonso había optado por lo segundo, pero era hora de iniciar un viaje introspectivo o, como Crisis dice: “un Marie Kondo emocional”.
Y así comienza un viaje por su mundo interior. Alfonso, acompañado de Crisis, como si del psicoterapeuta que acompaña a su paciente se tratara, avanzará por su mente en una alegoría de la psicoterapia llena de potentes recursos visuales y metáforas. Nuestro sistema de creencias, nuestras decisiones en la vida, nuestras expectativas, la nostalgia… un camino hacia la búsqueda de uno mismo, donde el peligro constante de un temible monstruo acecha.
“Todas las personas que fui” es una maravillosa obra donde muchos podemos sentirnos reflejados, incluso aunque no hayamos conocido la enfermedad como tal. Es imposible no verse reflejado en alguno de los sentimientos o puntos vitales representados. A lo largo de sus páginas encontramos metáforas, diversos recursos y elementos que hacen más fácilmente comprensibles estos procesos vitales y mentales. Pueden ayudar a profesionales sanitarios, familiares y a los propios pacientes a entender qué está ocurriendo en su mente, a la autocomprensión en su propio viaje personal, incluso a evitar caer en un abismo. De nuevo, repito: psicoterapia hecha cómic.
Premios y enlaces de interés
https://alfonsocasas.com/ (web personal del autor, para conocer más sobre él y su obra, con tienda personal)
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