Puntos fuertes

Externamente, la obra se nos presenta en formato apaisado, lo que da aspecto de álbum de fotos familiar. Es una historia organizada en viñetas, con algún dibujo no enmarcado: una gran caja de escombros de la que vuelan recuerdos a partir de viejos objetos, un árbol genealógico… Los diálogos se incluyen en bocadillos, apareciendo algunas onomatopeyas entre los dibujos. Y es que “La casa” es una novela que evoca nuestros sentidos a través del dibujo; llegamos a percibir olores (a humedad, a hojas de higuera…), sonidos de hojarasca y silencios… Es una historia cargada de recuerdos a los que el lector se transporta gracias al cuidado de los elementos sensoriales.

Los dibujos adquieren diferentes filtros de color en función del momento en el que sucedan, simulando tonalidades de fotos antiguas. Así tenemos el sepia para la infancia de Antonio, blanco y negro para su juventud, el amarillo para la infancia del hijo pequeño, y el morado para el pasado reciente: los momentos en que Antonio empezó a encontrarse mal y su último cumpleaños.

A lo largo de la obra podemos encontrar metáforas visuales que  establecen paralelismos entre la vida de Antonio y los objetos de la casa, así como situaciones que transcurren en el ambiente sanitario.

• Antonio, acompañado por su hija Carla, acude al hospital a realizarse una resonancia magnética de forma periódica. En cada visita encontramos una viñeta en la que se representa la estación del año en que se encuentran, mediante una imagen de la casa. La sala de espera del médico está teñida de un ambiente azul, lo que da un aspecto de frialdad. El único póster que cuelga de la pared de la sala va cambiando de temática con el paso de las estaciones: “dona sangre”, “llega el invierno, vacúnate contra la gripe”, “empieza la primavera, y también las alergias”. Parece que la información visual llega a los pacientes, ¡punto positivo para la Medicina Gráfica!
• En la misma sala de espera, Antonio y Carla esperan 1 h por el hecho de desconocer el procedimiento para ser atendido; era necesario dejar el volante en el buzón de la secretaría. Es un ejemplo de cómo a veces no informamos o no señalizamos claramente los procedimientos logísticos a los pacientes, hecho que puede llevar a esperas innecesarias.
• Tras un periodo de convivencia con la enfermedad, alrededor de la cuarta revisión, Carla informa a su padre de que han decidido vender su coche por los gastos que genera, ya que él no va a volver a conducir. A continuación aparece una sucesión de tres imágenes en las que Antonio se va haciendo cada vez más pequeño. A partir de ahí, empeora de ánimo y en la siguiente imagen de la sala de espera, Antonio ya no está. El trasfondo de esta imagen se entiende con la información que nos da el autor de cómo los coches habían sido un elemento muy importante en la vida de su padre, ya que todos sus trabajos tuvieron relación con el mundo automovilístico.
• En una de las conversaciones entre hermanos, el hermano mayor explica cómo tuvo que responsabilizarse de tomar la decisión de reanimar o no a su padre en el momento crítico. Paralelamente vemos el goteo de una manguera que va disminuyendo poco a poco su flujo, alcanzando su punto mínimo en el momento en que Antonio entra en coma y finalmente, fallece. Es uno de los momentos más duros de la novela ya que refleja una situación en la que faltaban cosas por hablar entre los hermanos, y emergen sentimientos de rabia, responsabilidad e incluso culpa entre ellos.