Tema
El protagonista de Aquí hay avería es Viti, un artista que debe gran parte de su éxito a la abismina, una droga que funciona en forma de colirio. La droga es alucinógena y le sirve para inspirarse para sus cuadros, pero tiene otros efectos secundarios que le conducen a la autodestrucción. Seremos testigos del intento de Viti por abandonar su adicción y cómo la figura de la familia resulta imprescindible para conseguir el refuerzo en su propósito.
Puntos fuertes
Pese a ser una obra de ficción, puesto que la citada droga no existe, contiene una parte de autobiografía, por la propia experiencia de su autor con este tipo de sustancias. Resulta un relato en el que se parte del momento de más éxito de su protagonista y de cómo se encuentra ya instalado en el abuso de la sustancia, para dejar clara la necesidad que se ha creado a sí mismo y la dependencia psicológica de asociar el abuso de la droga a la calidad de su propio trabajo. A partir de ahí, lo que veremos es cómo le afecta como persona y los efectos que tiene en su propia salud.
El punto más fuerte que tiene la obra es la vía de administración inventada por Montatore, en forma de colirio que deja un tinte amarillo tras su uso. Eso permite al lector saber en todo momento, cuando se encuentra bajo los efectos de la droga, propiciando escenas con gran potencia narrativa como la elipsis que se produce, en plena rehabilitación, cuando Viti se encuentra con alguien que puede suministrarle la droga. El hecho de que la siguiente escena comience con el protagonista con sus escleróticas tintadas hace que no sea necesario ver lo que sucede en dicha elipsis. Ese amarillo satinado contrasta con los colores pastel del resto de la obra, y produce un contraste que funciona muy bien.
Otro punto muy potente de la obra es el propio estilo de su autor que, con ese dibujo sencillo y de formas esquemáticas, da una falsa sensación de comedia o de estar orientado a un público infantil, que puede contrastar con el tono real. A pesar de esa aparente sencillez, esconde poderosos recursos narrativos y con gran impacto en la lectura, como la citada elipsis, o el uso del tempo narrativo y la repetición de viñetas para frenar dicho tempo, representar la monotonía y producir en el lector extrañeza.
Hay también un uso de la tipografía interesante. Cuando acude a la clínica de rehabilitación y le están explicando todo el procedimiento, la tipografía cambia de la habitual de la obra, más cercana a una tipografía manuscrita, a una absolutamente formal, recurso con el cual representa la percepción de su protagonista de estar escuchando una retahíla administrativa de pura formalidad burocrática repleta de deshumanización: se siente un número más de los que habitan en esa clínica.
Pero, a pesar de los recursos narrativos, el mensaje que predomina en toda la obra es el de la destrucción a la que conlleva el abuso de sustancias, hasta el punto en que los capítulos en los que está divido la obra reciben el nombre de “penurias”, dejando claro el calvario que supone la influencia de la droga en la vida de su protagonista.
Por qué es medicina gráfica
Aquí hay avería es Medicina Gráfica porque supone una exposición de lo que supone el abuso de las drogas en la vida de una persona y de cómo, incluso siendo consumida por una persona con éxito y solvencia económica, acaba afectando sobre sus propios autocuidados y acaba llevándolo a una claudicación hacia la decadencia personal. Muestra muy bien las relaciones vacías que genera la sensación de colectivo ante otros consumidores y, sobre todo, lo importante que es el apoyo familiar a la hora de apostar por la rehabilitación.
No estamos ante una obra que pretenda reflejar síntomas reales porque la droga es ficticia, pero sí consigue mostrar muy bien todo lo que rodea a un adicto a sustancias de abuso: Representa muy bien la dependencia física y psíquica, y cómo afecta a la propia persona, a su entorno o el final común al que se ven abocados, independientemente de la potencia de la droga.
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