12.301 días inolvidables con mi abuela

12.301 días inolvidables con mi abuela

Autores/as
Églantine Chesneau
Título original
12301 jours avec ma mamie
Lengua
Francés
Traducción
Noemí Sobregués Arias
Número de páginas
176
Fecha de publicación
Marzo 2020
Editorial
Penguin Random House Grupo Editorial, Grijalbo
ISBN
978-84-253-5859-3

Tema

Églantine y su abuela han estado siempre muy unidas. Con esta historia la autora intercala vivencias de su infancia y adolescencia junto a su abuela mientras relata el proceso de deterioro cognitivo de la misma tras padecer un ictus. Supone todo un cuaderno de memorias compartidas lleno de cariño y ternura que atraviesa el camino de la enfermedad hasta el fallecimiento.

Puntos fuertes

Esta novela gráfica es de lectura ágil, tanto por la forma en que está contada la historia como por el estilo de dibujo. Es una historia creíble y contada desde la memoria, autobiográfica.  La narrativa no sigue un trascurso lineal, sino que, mientras cuenta los problemas de salud de la abuela en el presente, es asaltada por flashbacks con escenas de la infancia y adolescencia de la protagonista, dando cuenta del vínculo tan especial que tienen las dos mujeres. En momentos de tensión (como por ejemplo, cuando la abuela sufre el accidente cerebrovascular), aparecen páginas en blanco con escaso texto seguidas de una página pintada por completo en acuarela azul bastante aguada que da sensación de angustia o tristeza. Por otro lado, hay páginas compuestas únicamente por texto en las que la autora relata su mundo interno; sus dudas sobre si despertar o no a su abuela en una visita en la que duerme plácidamente mientras la nieta la contempla, un episodio de miedo inminente a la muerte…La ternura con la que está escrito el texto da cuenta del cariño que tiene Églantine por su abuela: elogia su fortaleza a pesar de los vaivenes de la vida y aspectos de su físico como sus ojos azul cielo y su pelo.

El dibujo es ágil, con trazos muy vivos y sueltos. La historia está dibujada en blanco y negro con algunas pinceladas de acuarela azul y magenta que resaltan el vestuario y algunos objetos de la historia. Hay paginas divididas en cuadrículas de 4×4 que tiene formato de enumeración o lista; este es el caso de los recuerdos de vacaciones y de la casa de campo de sus abuelos, en las que la autora nos trasporta a ese tipo de memoria tan típica de la infancia, repleta de olores, sonidos e imágenes aisladas. También es el caso de una página en la que, tras la muerte de la abuela, la autora entremezcla las intensas vivencias relacionadas con la muerte (entre ellas explicar el lado oscuro de la vida a su hija pequeña) con viñetas en las que aparece un paquete de pañuelos y el texto “he deforestado un bosque (dos, tres)”.

La autora utiliza algunas metáforas en el relato:

Al principio nos muestra el piso tan grande y poco funcional en el que vive su abuela, que olvida sus gafas en la cocina y tiene que recorrerlo por completo. Nos presenta una página de la abuela realizando el recorrido (una viñeta por habitación) mientras se va fatigando progresivamente. En otra página incluye un mapa del piso como si fuera una búsqueda del tesoro.

Con un poco de esfuerzo, logra persuadir a su abuela de mudarse a un lugar más adaptado a su edad, y comienza el difícil proceso de buscar residencia de ancianos para una persona que es autónoma. En una viñeta incluye a modo de anuncios, tres caras negativas de las residencias: una que está sumida en la ruina  y no puede ofrecer un cuidado de calidad a sus residentes, otra en la que los talleres que ofrecen no salen de la temática doméstica y son poco estimulantes, y por último, la residencia que quiere hacer un negocio millonario.

Antes del ictus la anciana comenzaba a presentar cierto deterioro cognitivo que se manifestaba con olvidos de palabras. Se nos presenta una escena en la que la nieta compara la búsqueda de la palabra correcta con un juego televisivo.

Por qué es medicina gráfica

“12301 días inolvidables con mi abuela” trata temas asociados con el envejecimiento, el final de la vida, el deterioro cognitivo, la vida tras un ictus y su repercusión tanto para el paciente como para el familiar más cercano. Todo ello contado desde el valioso punto de vista de una familiar, por lo que podemos caracterizarla como patografía. Además, hay escenas en las que se retrata a profesionales sanitarios, tanto auxiliares y enfermeras como médicos. Sería una novela gráfica de interés para profesionales sanitarios que trabajen en unidades de Geriatría, cuidados paliativos e incluso Neurología. También puede ser útil para familiares y cuidadores, así como para padres de familias con niños pequeños que hayan perdido a sus abuelos, ya que ofrece un relato desde el punto de vista de las tres generaciones muy bien contado.

La novela toca puntos fundamentales en el proceso de envejecimiento como la búsqueda de una vivienda adecuada para una persona mayor que es autónoma; relata con cierto humor el difícil proceso de dar con una residencia que mantuviera activa y estimulada cognitivamente a la abuela.

Una vez la abuela sufre el ictus, suceden una serie de escenas que dan cuenta de su deterioro cognitivo progresivo, incluso se retratan episodios derivados de la desfrontalización y un síndrome confusional agudo en el hospital.

Se muestran dos caras de los profesionales sanitarios. Por un lado, las enfermeras son retratadas como buenas cuidadoras que hacen trenzas en el pelo a la abuela, y que son calificadas de superheroínas de la planta de hospitalización geriátrica de larga duración. Por otro lado aparece el contraste entre el discurso de un médico que defiende la importancia de los puntos de referencia y rutinas para a orientación de las personas mayores, y la dificultad de la autora para encontrar a su abuela cada vez que la visita, ya que va cambiando de planta y unidad cada poco.

Otro punto interesante es cómo vive la autora la relación de su hija pequeña con su abuela. Llega un punto en el que deja de llevar a la pequeña a las visitas pues piensa que no es un ambiente adecuado para ella; sin embargo, decide darle una oportunidad tras la insistencia de la niña y le sorprende el comportamiento de la pequeña. La niña se fija en detalles como los peluches de la compañera de habitación y no supone una experiencia traumática la visita al hospital. Muestra cómo a veces tachamos de tabú el tema de la muerte y el deterioro hacia los más pequeños y sin embargo son capaces de adaptarse y formular sus propias preguntas, a veces difíciles de contestar.

Es muy bonito cómo está contado el camino de acompañamiento del familiar durante la estancia hospitalaria. Llega un punto en el que avanza la afasia de la abuela y su lenguaje se hace inteligible e inapropiado. La autora afirma que “ha dejado de corregirla, en lugar de intentar sacarla de su burbuja, intento meterme en ella”. Este cambio de enfoque con el que dejamos de intentar traer a nuestra realidad a personas que, llegado un punto, perciben la realidad de forma diferente, es aplicable a personas que viven con demencia u otros trastornos cognitivos, y tiene que ver más con el cuidar que con el sanar. Merece la pena leer a Dana Walrath y su enfoque sobre las demencias (ver enlaces de interés).

Premios y enlaces de interés

Instagram de la autora: @eglantinechesneau

“Construyendo esperanza tras un diagnóstico de demencia”. Por Dana Walrath y Brian Lawlor.  http://www.nogracias.org/2019/09/21/construyendo-esperanza-tras-un-diagnostico-de-demencia-por-dana-walrath-y-brian-lawlor/?fbclid=IwAR2gEi4EAdvRouaVZtpIH59EQUjpRTmaIsFctSYcj-BZ6rv3_GxFCWTG-I8

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