Yo, loco

Yo, loco

Autores/as
Antonio Altarriba y Keko
Lengua
Castellano
Número de páginas
128
Fecha de publicación
2018
Editorial
Norma
ISBN
978-84-679-3637-7

Tema

(Novela gráfica de ficción)

Ángel Molinos, doctor en psicología y dramaturgo fallido, trabaja para Otrament, observatorio de trastornos mentales afiliado a Pfizin, una conocida farmacéutica internacional que utiliza cobayas humanas en el desarrollo de nuevas drogas. Su trabajo consiste en crear nuevos perfiles psicológicos “patologizables” que aumenten el consumo de los fármacos producidos por Pfizin.

Ángel tiene sueños oscuros. Vive atormentado por un pasado que no consigue dejar atrás refugiándose en el estudio de la psique de los demás para exorcizar la suya propia. Pero cuando un compañero que decide denunciar las malas prácticas de Otrament desaparece, entrará de lleno en una trama de conspiración, paranoia y terror que le arrastrará a las fauces de la locura.

(Resumen de contraportada)

Puntos fuertes

Yo, loco es una NOVELA GRÁFICA DE DE FICCIÓN, cargada de intriga y conspiración, perturbadora e inquietante. El argumento de la historia y sus personajes son extrañamente atractivos, te atrapan y es casi imposible no leerlo de un tirón. Podríamos describirlo como un thriller que se desarrolla con la industria farmaceútica como escenario.

La estética es de cómic clásico con viñetas siempre bien marcadas en cajas y texto en bocadillos y cartelas. Cada página tiene como mínimo cuatro viñetas pero en los momentos de mayor drama se limita a una sola y de gran impacto visual por su simetría casi completa.

Es un comic con gran predominio del negro, podríamos decir que es blanco sobre fondo negro, excepto los textos que son siempre negro sobre blanco. La intensa oscuridad le confiere  un aspecto amenazador, incómodo. Sin embargo, casi en cada página aparecen toques en un intenso amarillo que descolocan al lector pues desvían tu atención, con frecuencia a zonas de la imagen de menor relevancia. en otras ocasiones las pupilas amarillas, la luna o la invasión del cuerpo entero de ese color coinciden con una mayor pérdida de contacto con la realidad o como dice el mismo título….de locura.

Cada imagen presta gran atención al detalle, merece la pena detenerse en cada escena y dejarse sorprender por lugares reconocibles o por objetos (como la estantería de libros del protagonista  donde uno alcanza a leer que son todos libros en relación con la locura: Don quijote , Elogio de la Locura…ETC)

El guión de la historia es sensacional y su trama sorprendente pero la habilidad con la que está puesta en escena la parte gráfica demuestra absoluto dominio artístico. El ilustrador cambia continuamente el punto de vista del lector. En ocasiones te coloca en la posición del protagonista de la viñeta (como si estuviera dibujado desde tu punto de vista), en otras hace un zoom rápido y te ves de observador a varios metros o en la lejanía, incluso desde arriba a vista de pájaro. Otras veces, el punto de mira queda fijo, como si viniera de una cámara de seguridad y los personajes se van alejando mientras continúa su interacción.

Hay usos sorprendentes de la imagen que denotan movimientos en el espacio y tiempo. Por ejemplo «una cámara fija» en la que vemos al protagonista en una silla giratoria que rota 45º en cada viñeta  y un cambio de luz en la escena. Sin mayor explicación y de manera magistral, enlentece el tiempo;  han pasado un montón de horas en los segundos que tardas en leer la página. Justo lo contrario que otra escena en que salta de una viñeta en la que aparece en casa, semidesnudo abriendo la nevera a la siguiente viñeta en exactamente la misma postura corporal, pero ya con el traje y esta vez abriendo la puerta de su oficina.

Desde el punto de vista del contenido, el punto fuerte es sin duda la verosimilitud de la filosofía en la que se apoya la trama. El autor llega al punto de inventar un término que no recoge la RAE pero que resulta altamente convincente: «patologizar» que significaría convertir en patológico lo que es solamente una peculiaridad de carácter dentro del espectro de variabilidad de la normalidad. Esto es sin duda una preocupación social en la que la linea entre la singularidad y la patología parece cada vez más fina.

Por qué es medicina gráfica

En Yo, loco aparecen dos temas casi secundarios que marcan la vida del protagonista y le colocan en situación de vulnerabilidad respecto a su salud mental. A través de sueños y alucinaciones se desvela un pasado de malos tratos y de abuso sexual por parte de su padre. Por otra parte, durante su adolescencia y juventud mantiene una relación amorosa con otro chico. Al saberse en su entorno, sufre acoso y rechazo siendo acusado de «pervertido» y teniendo que marcharse de su ciudad. Esto le provoca gran sufriiento, marca su forma de relacionarse y eventualmente se define como asexual.

Pero sin duda la parte que nos hace clasificarlo como útil en medicina gráfica es por su carácter de denuncia social, es una novela protesta. Yo, loco hace una llamada de atención hacia el riesgo que supone la medicalización de la normalidad, el scare-mongering y el desestimar la variabilidad de lo normal para convertirlo en patológico y por lo tanto susceptible de un tratamiento farmacológico.

Gran parte de la novela gira en torno a la creación de nuevas posibles enfermedades  y el fascinante y atractivo «potencial patológico de las consultas habituales». El síndrome de Tesites para el «acomplejado físico»y  la cuantofrenia (mentalidad obsesionada con la cuantificación), son invenciones del guionista pero además aparecen otros términos reales como la «fanopatía»(fans, frickis y seguidores), la nomofobia  (miedo a alejarse del teléfono movil) …y un largo etcétara de perfiles que se pueden presentar como anormales a través de un perfil psicológico bien marcado y a partir de ahí diseñar su tratamiento. En la trama de la historia te hacen pensar que estos conceptos y la terminología asociada han sido ya diseñados por la Industria con el objeto de ser elevados progresivamente a nivel de enfermedad

Si bien es cierto que hay un exceso de conspiranoia en el planteamiento de la historia, la realidad es que existe la preocupación en la medicina actual  cada vez que se plantean cambios en parámetros de normalidad que tienen como consecuencia la «creación de nuevos enfermos». También hay gran sensibilidad al hecho de estar convirtiendo factores de riesgo en enfermedades tratables o épocas vitales como la menopausia en patología medicable. La tristeza, la soledad, el duelo, la timidez, el niño inquieto, la calvicie, la disfunción sexual femenina tendrían cabida en el concepto de «patogenización»

Hace más de 30 años Henry Gasden, director de Merck dijo: «Mi sueño es producir medicamentos para las personas sanas y así vender a todo el mundo». Por otro lado el «disease mongering», tan actual acuñado por Lynn Payer consistiría en «tratar de convencer a la gente sana de que está enferma y a la gente levemente enferma de que está muy enferma».

Yo, loco transmite una nada sutil crítica a la industria farmacéutica utilizando incluso logos y nombres muy parecidos a empresas reales sin ningún pudor, sin duda buscando la reacción y provocación del lector. Aparecen también acusaciones a envío de fármacos caducados al tercer mundo o al encubrimiento de efectos secundarios.

Sin perder nunca de vista que esta novela gráfica es mera ficción y que además incluye una serie de situaciones claramente ilegales, la presentación de una historia que se siente coherente en su desarrollo provoca la sensación en el lector de verosimilitud. Evitando la alarma y la conspiranoia, sí puede predisponernos a una mayor atención para evitar que este tipo de situaciones  sucedan y por lo tanto, aunque inquietante, es un excelente material para la reflexión.

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