Tema
Es un día más en la vida de nuestra protagonista, en plena pandemia y confinamiento por el COVID-19. Aislamiento social, distancia, mascarillas, comunicación por teléfono, todo para mantener lejos y a raya esta enfermedad que se ha hecho tan ominosamente cotidiana. Bueno, ya llegará el fin de la pandemia para todos… o no?
Puntos fuertes
Esta obra habla, ante todo, de los adultos mayores, grandes olvidados y muchas veces víctimas en la pandemia que nos asoló no hace tanto tiempo. Lo hace de una manera muy bonita, eso sí, con una combinación muy delicada de imágenes, textos, y muy poco diálogo.
Por un lado, subraya su autonomía, puesto que, aunque vemos encerrada a la protagonista en su casa, recibiendo como una única visita la persona que le trae la compra del supermercado, y la llamada de su familia, mostrando eso sí, optimismo y tranquilidad (“siempre que llueve escampa”, sostiene nuestra protagonista), no se percibe en ningún momento que sea dependiente de los demás, sino que se ve, como gran parte de los ciudadanos de aquel entonces, cuidándose intentando evitar un contagio. En paralelo, como cualquier dueña de casa, la vemos desarrollando las labores del hogar y sus aficiones, como leer.
Por otro, también es palpable su soledad, expuesta aquí de una manera explícita pero sin acritud ni tristeza. Nos parece autónoma, con una buena relación familiar, pero como vemos durante su monólogo en la segunda mitad de la obra, se ha ido quedando sola, sus amigos, vecinos, han ido falleciendo, por la pandemia, por lo propio de la edad, aceptándolo como algo inevitable.
Y finalmente, la cercanía y actitud frente a la muerte. La visita de la muerte no parece perturbarla, al contrario, la acepta como algo inevitable y natural (“no me sorprende tu visita, la verdad”), y el monólogo que sostiene mientras caminan juntos es precioso y muy lúcido. Nos muestra a una persona que ya ha hecho las paces consigo mismo y que está lista para partir, con pena, por supuesto, pero tranquila de todos modos. Una reflexión preciosa, triste pero muy juiciosa a la vez.
Un pequeño inciso para subrayar la manera en que la muerte está representada. Sin estridencias, de una forma sobria pero que no deja lugar a dudas, se convierte en un silencioso y atento acompañante de nuestra protagonista a lo largo de su reflexión. El epílogo nos retrotrae, nos aterriza, de nuevo en la pandemia y sus graves consecuencias sobre todo para los adultos mayores, pero llegados a este momento, se muestra como un más que adecuado punto y final.
Por qué es medicina gráfica
Una de las definiciones de la medicina gráfica es la intersección del medio gráfico con los cuidados en salud. Esta obra, es un fiel reflejo de ello. Por un lado, una historia bellamente contada, usando pocas palabras y haciendo bueno el refrán de que “una imagen vale más que mil palabras”. Aquí los silencios, las miradas, los gestos, tienen una inusitada importancia, puesto que la historia se sigue a través de ellos, no como complementos, sino como “actores principales”.
El uso de los colores está cuidadosamente elegido, puesto que la paleta de colores oscuros, inermes, da paso en muy contados momentos a colores muy vivos que transmiten que algo muy relevante está ocurriendo.
El autor subraya o refuerza los aspectos que desea mostrarnos, la protagonista, la muerte, el monólogo de aquella, por lo que no hay mucho desarrollo de otros fondos, situaciones o personajes, que nos “distraigan” de lo que el autor quiere mostrarnos o dejarnos pensando a los lectores.
Sin duda, medicina gráfica que aunque basada en la pandemia COVID, puede ser aplicable en cualquier momento para hacer reflexionar al lector acerca de los adultos mayores, la soledad en la que a veces se encuentran, y su proceso de acercamiento, más o menos sereno, a la muerte.