Puntos fuertes

Se trata de una patografía narrada en primera persona en la que el autor utiliza un dibujo sencillo, de línea fina, que según cuenta se vio poco alterado por la enfermedad, si bien esta ralentizó el proceso. Pone especial énfasis en las reacciones emocionales y movimientos corporales de los personajes. La historia se organiza en  cuatro capítulos y un epílogo, cada uno  precedido de un par de páginas en las que nos introducimos en un pensamiento interno del autor, generalmente relacionado con recuerdos de otras personas con trastornos del movimiento que se ha cruzado en el pasado. El número de viñetas por página es variable e intercala ilustraciones de página completa con mayor componente de texto y más reflexivas. Algunos momentos a destacar de la historia:

El diagnóstico: Ramón comienza con temblor en la mano derecha y bradicinesia (enlentecimiento del movimiento), lo que con humor titulará después “El increíble caso del temblor paralizante”. Acude a su médico de familia que decide ampliar estudios. Esta figura tiene mención especial en el cómic, ya que aunque se muestra como un personaje de pocas palabras y apariencia fría, le acompaña en la evolución e identifica las complicaciones derivadas de la medicación, que el neurólogo no asocia al Parkinson.

Hay una pausa en el relato dedicada a mostrar en dos páginas las primeras reacciones del entorno ante la noticia del diagnóstico; una suma de estereotipos, mezcla de entidades de patologías degenerativas…que dan la impresión de que no miran a la persona más allá del diagnóstico.

El tratamiento. Las primeras visitas en Neurología suponen una decepción por la precocidad del inicio del tratamiento con Levodopa sin previa explicación ni consenso terapéutico médico-paciente. Su mujer y él salen desamparados de la consulta, mostrándose este hecho con una serie de transiciones momento a momento en las que se va desdibujando la calle hasta quedar los dos personajes solos en la página en blanco.

Por suerte la sororidad entre pacientes hace que Ramón reciba consejos sobre la importancia de cuidar su estado anímico y de cómo el deporte le puede ayudar; así practica chi kung, marcha nórdica, yoga, natación, senderismo… ¡es incansable! Destaca la figura de un entrenador personal que le pone las pilas y de los distintos terapeutas que va encontrando por el camino. Este sentimiento de superación ante cada pequeña meta contrasta con momentos en los que no se encuentra al cien por cien y se recrimina no estar haciendo lo suficiente.

“El pensamiento no está enfermo”, es una reflexión que da para debate sobre lo difícil de disociar los sucesos del cuerpo de la mente, y de cómo es difícil que la enfermedad no termine por afectarla.

Evolución y  complicaciones. El relato contiene imágenes que hacen empatizar al lector sobre lo que puede ser vivir con Parkinson; así aparece una viñeta con trazo serpenteante representando al temblor y una pierna anclada al suelo en uno de sus habituales bloqueos de la marcha. El debut de las fluctuaciones de la enfermedad de Parkinson le sucede con una distonía del cuello (contracción involuntaria) que se soluciona parcialmente con ajuste de la medicación. Aparecen representadas otras complicaciones a largo plazo de la enfermedad como las discinesias coreicas (movimientos o sacudidas involuntarias de las extremidades). Además incide en complicaciones no motoras como los trastornos del sueño, alteraciones sensitivas como la anosmia (pérdida de olfato) o la micrografía (escribir pequeño). Paralelamente se van representando las complicaciones en lo personal, decisiones nada fáciles que hubo de ir tomando en el proceso, como dejar el trabajo para cuidarse y dedicar más tiempo a cuidar a la pareja por sobrecarga emocional de la cuidadora.