Tema
En El tesoro perdido de Nora conoceremos a Nora, una niña de 10 años con una imaginación desbordante y una gran afición por el dibujo. Le encanta realizar misiones en el parque de juego, planificadas por su padre, pero un día unos seres oscuros y deformes le secuestran y Nora tendrá que ir en su busca para ayudarle a volver con ella. Pero en este mundo, un ser oscuro que se alimenta de sentimientos negativos, le tiene nublado el juicio y solo el cariño de su hija y la medicación que toma podrán ayudarle a salir de ese pozo en el que está inmerso.
Puntos fuertes
El tesoro perdido de Nora consigue hablar de salud mental a niños de 10-12 años sin que la lectura sea algo desagradable o triste, sino que lo convierte en una trepidante aventura que permita al niño asimilar semejanzas con síntomas y problemas reales, sin que ello reste diversión a la lectura.
El estilo de dibujo es dinámico, con un uso de paletas de color cálidas muy agradables a la vista, cercano al cine o series de animación orientado a esta edad. Las criaturas “oscuras” son masas tipo arcilla o alquitrán negruzcas y deformes, pero sin gestos amenazantes que puedan asustar al niño, sino más bien como seres rudimentarios y básicos. Tristo, esa personificación de la depresión, es un ser elástico que puede recordarnos a una serpiente, y no tiene rostro, se encarga de aislar al padre de Nora con control mental y cubriendo su cuerpo.
Se trata el tema de la salud mental, pero también trata la separación de los padres de Nora, abordando un tema secundario pero que para los niños puede resultar ilustrativo, porque un adulto puede verlo como un matrimonio que fracasa por la incapacidad de gestionar la enfermedad, pero se presenta al niño de una manera en que la madre es amable y muestra afecto por su padre, a pesar de la distancia entre ambos. El fomento por el respeto en una separación creo que es fundamental para los modelos de familia actuales en los que es muy frecuente que la pareja se pueda romper.
Por qué es medicina gráfica
La obra es una metáfora sobre la depresión, y muestra a ese padre cuya enfermedad le hace aislarse y encerrarse en sí mismo, aunque en realidad se podría tratar de cualquier enfermedad mental o trastorno de personalidad, porque la manera en la que está presentada es muy genérica, y muestra cómo la enfermedad hace que el paciente se aisle y cambie su manera de ser, algo que no es capaz de controlar y para lo que requiere mucho apoyo familiar, paciencia… y un tratamiento médico que mantenga a raya los síntomas. Además, la historia no acaba con un final estereotipado en el que la enfermedad desaparece y el “monstruo” muere, sino que la enfermedad se controla pero sigue necesitando del apoyo familiar, por lo que la moraleja es muy realista.
Esta obra es perfecta para que los niños que puedan vivir en un entorno con un familiar paciente de una enfermedad mental sean capaces de comprender que su familiar padece de un trastorno que le cambia su manera de ser y precisa mantener los síntomas lo más controlados posible, pero que por dentro sigue siendo la misma persona que les quiere y está deseando compartir su tiempo con ellos. Es una herramienta para que el niño lea la obra y un adulto la comente posteriormente con él y le muestre las analogías con la realidad.