Puntos fuertes

El relato comienza con un prólogo de la hermana de la autora, que confiesa que Cristina proviene de una familia de tradición motera, y que a Cristina, a pesar de su dominio en la conducción y como  cualquier motorista en algún momento de su vida, le tocó caerse el 9 de julio de 2008.

“Sostres” tiene un estilo de dibujo sencillo, que huye de recargar los fondos y se centra mucho en la expresión facial de los personajes, logrando una alta carga emocional en sus rostros. Predominan los tonos tostados, si bien hay páginas con filtro azul para recrear ambientes nocturnos o verde en ambiente hospitalario. Por lo general hay bastantes viñetas por página (alguna página cuenta hasta con 13), ya que en su descripción de emociones la autora hace uso en un gran número de ocasiones de las transiciones momento a momento y aspecto a aspecto. Un ejemplo de la utilización de estas transiciones es el recuerdo de antecedentes de caídas de la infancia y juventud previos al accidente; son momentos de acciones a gran velocidad que la autora desgrana imagen a imagen mediante la transición acción a acción.  Sobre el uso de la transición momento a momento hay múltiples ejemplos, como el reencuentro con su pareja en el hospital: se funden en un abrazo que dura cuatro viñetas, dibujándose envejecida en una de ellas ante la situación de incapacidad funcional que atraviesa.

Algunos guiños de la autora en forma de metáforas visuales que encontramos durante la lectura:

• Secuencia de imágenes anatómicas dibujadas en blanco y negro que representan las múltiples fracturas de Cristina tras la caída.
• La autora se autorretrata en una imagen a viñeta completa como si fuera un personaje de videojuego, indicando en los márgenes que tiene la batería baja y necesidad de cariño y cuidados.
• Durante su largo ingreso en planta tiene múltiples compañeros de habitación cuyas historias y motivos de ingreso representa a modo de anuncios luminosos, como si los pacientes fueses habilidosos malabaristas de una compañía de circo que realizan caídas imposibles…y tienen su desenlace en la hospitalización.
• Una metáfora recurrente, y que da nombre a la historia, es la colección de techos (“Sostres”) que acumula desde el accidente hasta las primeras movilizaciones. Desde el cielo y las caras de los viandantes, pasando por el techo de la ambulancia, la sala de Urgencias, la habitación….y por fin los techos conocidos de vuelta a casa.
• Otro juego que se intercala en el relato es la representación de la autora disfrazada de distintos personajes ante la cotidiana pregunta durante el habitual pase de visita médico de si “hace deposiciones”. Refleja el sentimiento de extrañeza y de sentirse un objeto, despersonalizada ante la rutina de la anamnesis. Así, aparece disfrazada de Tutankamón, Blancanieves y Drácula.
• Prueba de que Cristina no perdía el humor en el día a día son pequeños detalles como el día que dejó una nota de “ahora vuelvo” cuando se la llevaron a hacer un TC de control.
• Varios son los momentos que le hacen a la paciente plantearse si tiene el poder de la invisibilidad: en uno de ellos vemos desde la perspectiva de Cristina (ya que vemos sus pies en la secuencia de viñetas) como las doctoras hablan del aspecto de su orina entre ellas sin tenerla en cuenta en la explicación. Otro momento sucede  la primera vez que se sienta en la silla para ducharse y la auxiliar se ausenta un momento y se olvida de ella; a duras penas logra llegar a la puerta del baño para salir. Se representa en una secuencia de viñetas cada vez más pequeña, dando cuenta del sentimiento de insignificancia.