¿Quién le zurcía los calcetines al rey de Prusia mientras estaba en la guerra?

¿Quién le zurcía los calcetines al rey de Prusia mientras estaba en la guerra?

Autores/as
Zidrou y Roger Ibañez.
Lengua
Castellano.
Traducción
Gasp.
Número de páginas
56.
Fecha de publicación
Noviembre de 2013.
Editorial
Norma Editorial.
ISBN
978-84-679-1387-3.

Tema

Michelou es un hombre adulto con la mente de un niño pequeño. Hace años tuvo un grave accidente de tráfico que lo dejó con una importante discapacidad intelectual. Su madre, una mujer ya mayor, dedica su vida a cuidarle. ¿Quién le zurcía los calcetines al rey de Prusia mientras estaba en la guerra? es la historia de ambos.

Puntos fuertes

Michelou tuvo un accidente de tráfico cuando circulaba imprudentemente a alta velocidad bajo los efectos del alcohol. Antes de eso tenía una vida normal, con las mismas ilusiones y aficiones de otros adolescentes de su entorno, y con relaciones familiares, de amistad y de pareja como las de otros chicos de su edad.  Como consecuencia del accidente, sus proyectos e ilusiones se truncaron. Los médicos que le atendieron pensaban que jamás volvería a hablar, ni a andar, que quedaría “como un vegetal el resto de su vida”. Sin embargo, recuperó la capacidad de hablar, y la capacidad de andar pero como consecuencia del daño cerebral sufrido, perdió otras muchas capacidades. Es un niño atrapado en el corpachón enorme de un adulto y sus ilusiones giran en torno a una serie concreta de dibujos animados, del juego del cuatro en raya y del chocolate. Ha ganado mucho peso, tolera mal las frustraciones y sufre cuando se interrumpen sus rutinas, es vulnerable e irascible. Como todos, tiene filias y fobias (le gusta la lluvia, no le gusta el viento). Toma medicación para evitar la presentación de crisis epilépticas. Con cierta periodicidad, quizás diaria, sube a un autobús que lo lleva a “Los Colibríes”, un centro ocupacional o de rehabilitación del que no se espera que consiga mejorar sustancialmente su situación, más allá de ocupar su tiempo y permitir que se relacione con otras personas en un entorno vigilado. Aunque Michelou puede moverse con normalidad, es incapaz de cuidar de sí mismo, por falta de iniciativa o de habilidades pero por suerte, tiene a su madre que se hace cargo de él.

De Michelou, no sabemos mucho más. Pero es que no es en él en quien la obra pone el foco, sino, precisamente, en su madre Catherine Hubeau, una mujer mayor cuya vida gira en torno a su hijo dependiente, de quien ejerce como cuidadora. Sabemos de ella que, en otro tiempo, tenía dos hijos adolescentes, independientes, y que el accidente de Michelou la cogió tan por sorpresa como al resto de la familia. Asume la tarea titánica de priorizar las necesidades de su hijo frente a las suyas propias, siendo capaz de relegar estas a un plano tan secundario que casi parecen no existir. No tiene más proyecto que “seguir” día tras día, asegurando el bienestar de Michelou; su dedicación resignada suscita compasión en su entorno más cercano.

Sabemos, porque así vamos a leerlo, que otras personas en situaciones similares tiran la toalla, y se rinden, mientras que ella sólo excepcionalmente se deja abrumar por un puntito de impaciencia, y que alguna vez, en un momento de especial debilidad, deja entrever su angustia por la constatación de que la edad le resta capacidades de las que no puede prescindir… y de que no tiene relevo.

La obra se centra, entonces, en la figura del cuidador. Concretamente, en el cuidador (cuidadora, en este caso, como en la inmensa mayoría de los casos en la inmensa mayoría de culturas y sociedades) de una persona dependiente por un déficit cognitivo derivado de un daño cerebral adquirido. Destaca la sensibilidad con que los autores se aproximan a la señora Hubeau, el retrato minucioso que hacen de su compromiso, de su valentía, de sus renuncias.

Que Catherine Hubeau sea la madre de Michelou tampoco es un detalle superfluo: la dedicación de la madre va mucho más allá de lo que cabría esperar de una actuación profesional, por muy esmerada que ésta fuera. Detrás de un título tan largo y que resulta, a priori, tan desconcertante cuando se lee fuera de contexto, se esconde la referencia a una persona que ha hecho como objetivo prioritario de su vida el cuidado de los detalles cotidianos que cubren las necesidades de otra persona, con una constancia y un cariño tal que hacen que su sacrificio (que existe, y esta obra lo evidencia) pase casi inadvertido para el destinatario de sus desvelos. El guión se estructura en capítulos independientes, de duración variable, que relatan anécdotas de la convivencia cotidiana, en cada una de las cuales se encuentran piezas que permiten al lector ir conociendo las circunstancias en las que se ven o se han visto inmersos los personajes (con algunas referencias al pasado en forma de flashbacks), y, con ellas, a los personajes mismos.

La expresividad del dibujo de Roger, colindante a veces con la caricatura, es el contrapunto amable necesario para presentar una historia dura que, de otro modo, resultaría todavía más dolorosa. Una obra maestra extraordinariamente cuidada en su mensaje y en su forma, en la que ya desde el diseño de la cubierta la heroína protagonista se relega a sí misma al lugar secundario de la contraportada, desde la que, esbozando una sonrisa triste estrecha la mano de su hijo para darle seguridad.

Por qué es medicina gráfica

¿Quién le zurcía los calcetines al Rey de Prusia mientras estaba en la guerra? es una obra muy aconsejable para llamar la atención sobre el papel del cuidador del enfermo crónico, especialmente del cuidador del enfermo dependiente. Que en la historia presentada el cuidador sea una mujer, y que sea la madre de la persona dependiente no es, en absoluto, un artificio forzado, ni tampoco un tópico injustificado: es la constatación de una realidad, pues la sociedad suele delegar el cuidado de sus dependientes en los familiares cercanos, especialmente en los de género femenino. Y el hecho de que la persona dependiente, en esta obra, no tenga problemas de movilidad, sino un déficit intelectual adquirido como consecuencia de un daño cerebral por un traumatismo, llama también la atención sobre el hecho de que la dependencia tiene muchas más facetas que las condicionadas únicamente por la incapacidad motora.

En un punto determinado hay tambien un pequeño recordatorio de la importancia de no alterar la toma de medicamentos antiepilépticos por el riego que conlleva de que reaparezcan las crisis.

Esta obra es un llamamiento a preocuparnos, desde las consultas, del bienestar de los cuidadores, en particular de los cuidadores mayores. Su ansiedad y su sufrimiento puede no ser aparente a primera vista.

Premios y enlaces de interés

video: https://vimeo.com/81961101

Zidrou

Roger

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