Tema
“Mi vida sin rosa” es una obra autobiográfica en la cual su protagonista, Lizth, explica su camino hacia la aceptación de su propio género, poniendo sobre la mesa el porqué de estas dificultades, las connotaciones de crecer como mujer en la sociedad y una serie de vivencias negativas que desembocaron en el rechazo a lo adjudicado socialmente como femenino y a determinadas formas de sexo.
Puntos fuertes
Esta obra es un ejercicio muy importante de introspección, aceptación y de compartir con la sociedad un trozo de vida que puede ayudar a los demás y hacernos reflexionar. La obra comienza con la propia autora, Lizth, dirigiéndose al público lector, como si de una obra de teatro se tratase, poniendo las cartas sobre la mesa, explicando qué clase de obra estamos a punto de leer y aclarando determinados puntos que podrían entenderse mal, evitando así herir determinadas sensibilidades o dar un discurso equivocado. Es como si Lizth no quisiese dar ni un paso en falso y dar al lector justo el mensaje que quiere transmitir. No obstante, la obra ha sido revisada por Ángela María Garrido (educadora y sexóloga).
El estilo de la obra, que abraza claramente la estética japonesa “kawaii” con la que Lizth creció podría decirse que contrasta con algunos de los temas, realmente serios, que abarca; sin que ello reste, ni mucho menos, valor a la obra, dándole un tono fresco y juvenil y, en ocasiones también, sirviendo de “alivio cómico”. El rosa que da nombre al título será el color principal en sus páginas, dejando únicamente que el color negro le sobrepase en los momentos más difíciles emocionalmente hablando, llegando a cubrir en forma de borrón toda la página, acompañado solo por los cuadros de texto. Esta metáfora visual que expresa la dificultad de la autora para enfrentarse a esos recuerdos y plasmarlos en dibujo, no será la única, pues las metáforas visuales comienzan desde el primer momento, representando a “lo femenino” como una personificación del símbolo de Venus, al cual le irá colgando las etiquetas que la sociedad muchas veces atribuye a lo femenino y va tocando en los sucesivos capítulos: ser bonita, débil, un trofeo, dependiente, ama de casa, madre… (aunque la autora no deja atrás otras etiquetas para lo masculino como “los niños no lloran”) también veremos como, en un momento dado, su cuerpo literalmente se rompe en pedazos para dar la idea de su ruptura mental, etc.
A lo largo de sus capítulos, Lizth irá compartiendo pensamientos y momentos de su vida con nosotros, ayudándonos a entender el porqué de su rechazo, la diferencia entre el rechazo a tu propio género por lo socialmente impuesto frente a la transexualidad, llegando a compartir momentos especialmente duros de abuso y acoso sexual, sin llegar a mostrarse imágenes explícitas, que apuntalarán más dicho rechazo a su propio género y desembocando entre otras cosas en un vaginismo.
Otro punto fuerte son las últimas páginas de la obra, donde comparten cómo “la vivencia” acabó convertida en cómic.
Por qué es medicina gráfica
El rechazo a lo atribuido clásicamente a lo “femenino” parece el punto central de la obra, poniendo sobre la mesa la consideración de los roles de género como condicionantes de salud, pero el valor de ésta no se queda ahí. La obra nos sirve como base para hablar de la necesidad de una educación sexual sana en la sociedad, de seguir luchando por una igualdad real y de luchar contra los estereotipos que no sólo las generaciones más mayores llevan a sus espaldas.
El acoso y abuso sexual es representado en la obra de múltiples formas, desde ser forzada por tu pareja a tener sexo, el cual, como dice la obra muchas veces, se ve como “un deber” de la mujer frente al hombre, hasta tocamientos en el transporte público, el abuso de menores o un comentario no deseado. Elementos negativos que lo rodean como la culpabilización de la víctima también son abarcados. Todo esto puede servir a gente que ha pasado por momentos similares a verse reflejada en ellos y en darles una esperanza para el futuro en una obra que avanza hacia la superación, al menos en parte. Por otra parte, no solo salen representadas mecánicas de pareja nocivas o tóxicas, pues también hay lugar para la representación de una pareja sana, comunicativa, que apoya y que comprende, el reparto de tareas… dando más valor educativo aún a esta obra.
El vaginismo también es representado, explicando en qué consiste y qué se puede hacer para trabajar en ello, tratando con naturalidad un tema que en muchas ocasiones se trata como tabú en la sociedad o culpabilizando a la persona que lo sufre.
Una vez más, una obra de Medicina Gráfica sirve para dar toque de atención a los sanitarios, los cuales son representados en la obra, llegando uno de ellos a ni siquiera apartar la mirada de su ordenador, sin mirar a la paciente que comparte con él algo que considera importante y le está afectando, banalizando además su problema con sus palabras. Esta representación se aleja totalmente de cómo Lizth representa a su psicóloga: una cara amable, cálida, acogedora y bonita, rodeada de flores flotantes y luz, como se representa en ocasiones a la persona amada en algunas obras manga.
Así pues y, por todo ello, podemos considerar “Mi vida sin rosa” como una obra útil tanto por su valor educativo para la sociedad (especialmente recomendada su lectura en adolescentes) y los propios sanitarios como para que determinadas personas puedan sentirse menos solas en sus problemas y vivencias.
Premios y enlaces de interés
Twitter/X de la autora: @Lislitzh
Instagram: https://www.instagram.com/lislizth/
Web de la editorial, con más información de la obra: https://fandogamia.com/destacados/508-mi-vida-sin-rosa.html
PREMIOS Y MENCIONES
-Premio a mejor obra de autoría española en el Salón del Cómic de Zaragoza 2022.
-La editorial Fandogamia facilitó de forma gratuita la descarga digital de la obra en pdf durante el 8 de marzo de 2023, por su valor divulgativo en cuanto a salud y género.