Tema
Kenta Tsuda es un escritor que saltó a la fama por ganar un premio de novela hace muchos años. Desde entonces ha publicado algunas otras obras sin demasiado éxito, y se mantiene gracias a la tienda de ropa que gestionan su mujer y sus dos hijos. En busca de la inspiración para una nueva novela, compra una barca donde se dedica a pescar y a pasar días viviendo aislado del resto del mundo pensando en su vida, la pesca y otro buen número de temas, propiciado también por la gente que se va encontrando y que va conociendo en su nueva vida. Pero su salud se va resintiendo cada vez más y las jornadas de aislamiento en su barca le propician algún que otro susto.
Puntos fuertes
Mi vida en barco es un manga para adultos (seinen manga), contada en un tono muy sosegado y tranquilo. Cuenta el día a día de la vida de Tsuda, sin ninguna trama concreta, ni ningún hilo argumental claramente identificable. Se puede incluir en obras de tipo slice-of-life en las que la acción acompaña a un personaje en su vida diaria, haciéndonos testigos de la gente que se cruza en su camino, y las cosas que le van sucediendo a diario.
Obra de corte realista, en la que se nos presenta a un personaje más bien egoísta, que en lugar de centrarse en su carrera como escritor o ayudar a su familia a llevar la tienda, prefiere irse a pasar largas jornadas de pesca en su barco y obsesionarse por pescar una carpa legendaria de más de 60 cm. Sin embargo, el autor es capaz de hacer interesante la historia de un personaje que, en más de una ocasión, nos provocará rechazo.
Para el lector occidental, que no esté muy familiarizado con la cultura oriental, algunos pasajes le pueden resultar algo ilógicos o incoherentes. Cuando el protagonista es diagnosticado de una infección crónica por hepatitis C, y este se muestra pasivo ante la enfermedad, la familia respeta esa decisión, incluso viendo que está realmente enfermo. Igualmente en otras escenas vamos a ver un excesivo respeto por las decisiones del cabeza de familia por parte de su familia, que en occidente veríamos impensables.
El dibujo es muy sencillo, carente de sombreados o tramas muy poco elaboradas, lo cual contribuye bastante a ese tono intimista de la obra, y favorece ese carácter del protagonista, muy pasivo y con tendencia a la procastrinación en su día a día. El cierre de la revista donde se estaba publicando obligó al autor a modificar el final del último capítulo para dar un final coherente y satisfactorio, aunque da la sensación de que nos queda más por saber de lo que sucede con Tsuda.
Por qué es medicina gráfica
Para ser sinceros, la Medicina Gráfica ocupa apenas 40-50 páginas de las 624 de toda la obra. Está en muy segundo plano, y vamos a ver en sus primeros capítulos cómo el protagonista sufre dolores abdominales, intolerancia digestiva y malestar, llegando a presentar cuadros de mareo y debilidad que incluso le conducen a padecer ciertos delirios que podrían deberse a fiebre alta.
Pero en la segunda parte de la obra vamos a ver el diagnóstico de la infección por hepatitis C y se nos presentan las teorías sobre cómo pudo contagiarse, puesto que en cierto momento el protagonista trabajó con muestras de sangre para transfusiones. Está explicado de una manera muy detallada, y muestra además las pocas medidas profilácticas en la manipulación de este tipo de muestras que se exigían hace algunas décadas. Es pues interesante desde el punto de vista de contar la sintomatología como el de llamada a la reflexión sobre la autonomía del paciente y la importancia en la prevención de estas enfermedades de transmisión.
La enfermedad no es el centro de la obra, y se puede decir que es una más de las aventuras que van sucediendo en su día a día para el protagonista, en lugar de un punto de inflexión que condicione a ninguno de los personajes. Al ser una obra del año 2000, sí permite ver un poco con contexto histórico los avances en cuanto a tratamiento en las últimas dos décadas.