Por qué es medicina gráfica

Si en “María y yo” Gallardo conseguía que conociéramos el mundo psíquico y relacional de su hija con autismo, en “María cumple 20 años” consigue hacer que lo compartamos. Más allá de las anécdotas, el mayor valor de esta obra desde el punto de vista de la medicina gráfica es el modo en que el autor plasma la forma de ver y vivir en el mundo, de una persona con trastorno del espectro autista. Permite al lector experimentar  vivencias y sensaciones que él mismo, como padre, tiene en su compañía.

La referencia a la necesidad de María de comunicarse mediante el dibujo no resulta sorprendente, pues es sabido que muchas personas con autismo tienen más facilidad para acceder a los conceptos e ideas mediante su representación gráfica que mediante su más abstracta y convencional representación escrita. Queda patente que el dibujo como herramienta de comunicación es extraordinariamente útil. Gallardo, que como autor de cómics lleva décadas comunicándose con dibujos, nos cuenta aquí el modo en que esa herramienta es relevante, de forma bidireccional, para facilitar y complementar la comunicación con María y dedica atención y espacio en la obra a describir y representar el tipo de dibujos que les resultan útiles.

En una reflexión final, Gallardo presenta de un modo absolutamente explícito su preocupación (su angustia) por el futuro de su hija cuando sus padres ya no estén. Una preocupación común a todo padre o madre de una persona con capacidades diferentes. “El futuro que pensábamos que no llegaría nunca”, dice, “ya está aquí y es ahora”. “No hay un manual de instrucciones, y en la siguiente parada sólo habrá más preguntas”. Centra sus expectativas, sus esperanzas, en todas las personas que, además de sus padres, quieren a María: lo que él llama su Red de cariño.

Tras la experiencia de “María y yo”, Gallardo es consciente de que está haciendo Medicina Gráfica: es decir, de que su experiencia, presentada del modo en que la cuenta, permitirá a sus lectores entender mejor a las personas con trastornos del espectro autista, y que ello repercutirá favorablemente en la calidad de vida de estas personas y de quienes se preocupan por ellas. No en vano el epílogo del libro está escrito por la jefa de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital Universitario Mutua de Terrassa, quien, en su último párrafo, destaca la responsabilidad de todos en conseguir que el camino a la edad adulta, y en la edad adulta, de personas con capacidades diferentes, sea un camino luminoso que permita el desarrollo de todo su potencial con los apoyos necesarios, y deje de ser fuente de angustias e incertidumbres para sus padres.