Tema
Tras el viaje por Cerebrolandia que nos ofreció Matteo Farinella en Neurocomic, un fallo en el experimento en realidad virtual de la protagonista nos trasladará al mundo de los cinco sentidos, en el que aprenderemos algunos de sus secretos, su funcionamiento y su papel en nuestra percepción y concepción del mundo.
Puntos fuertes
La obra se divide en cinco capítulos (uno por sentido), precedidos de un prólogo en el que se narra el accidente en el laboratorio de la protagonista, que tras pasar demasiado tiempo alejada de la realidad analógica se ve fagocitada por su propio experimento e inmersa en el mundo de los sentidos. Al final de cada capítulo reaparece el mundo presente en el que su compañera de trabajo trata de estimularla para que vuelva a la realidad. La historia se cierra con un epílogo en el que se plantean cuestiones acerca de la percepción y la mente.
La estética es similar a Neurocomic; entintado en blanco y negro, con el inconfundible estilo de Farinella. La metáfora del bosque neuronal, tan propia del imaginario de Cajal, es constante, si bien esta vez el bosque está compuesto por exóticas especies de receptores sensoriales.
En cada capítulo nos encontramos con ilustraciones anatómicas que consiguen un fantástico equilibrio entre la esquematización didáctica y el detalle, y que bien podrían ser utilizadas como material docente en las Facultades. Algunas de estas ilustraciones incluyen: capas de la piel, estructura del arco reflejo, tipos de papilas gustativas, quimiorreceptores linguales, anatomía del bulbo olfatorio, del oído (en sus tres partes), capas de la retina, anatomía del ojo, vía visual…De nuevo en esta obra el autor nos regala un sinfín de metáforas que merece la pena comentar sentido a sentido:
TACTO El primer contacto de la protagonista con un personaje se produce con una terminación nerviosa que grita al ser golpeada y nos habla del tacto, el órgano más grande del cuerpo humano.
Los cuatro descubridores de los mecanorreceptores (Merkel, Meissner, Pacini, Ruffini) aparecen retratados a modo de terminación nerviosa. Les dedica una página completa en cuatro viñetas que perfectamente podría ser un juego de cartas o tarjetas didácticas.
El tálamo aparece representado como una centralita cerebral receptora de información sensorial y encargada de enviar esa información al cerebro, que decide una respuesta motora.
El arco reflejo miotático aparece como una vía telefónica de llamadas urgentes: si se percibe cierta información sensorial dolorosa, los mecanorreceptores llaman urgente y directamente a las motoneuronas de la médula espinal, que responden con un movimiento de retirada.
El proceso de inhibición lateral del dolor llevado a cabo por los nocirreceptores se representa como una pelea de boxeo entre ellos.
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GUSTO. Malpigi, científico italiano que describió por primera vez las glándulas gustativas, nos conduce al sentido del gusto.
Aparece el personaje de Kikunae Ikeda, descubridor del sabor Umami, a partir del que se cuestionará la división de las áreas linguales por sabores.
La Capsaicina aparece dibujada como un dragón que echa fuego, en las viñetas en las que se explica el papel del trigémino en la percepción del sabor picante, que activa receptores del dolor.
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OLOR. Un perro que vuela en gorrocóptero transporta a la protagonista al mundo de los olores.
Un castillo edificado en la lengua y cuyas torres ascienden hasta los cornetes nasales sirve para explicarnos que algunos sabores se construyen gracias a la percepción olfativa, y que algunos sabores cambiarían si perdiéramos el sentido del olfato.
Nos trasladamos desde un receptor de la mucosa olfatoria hasta el bulbo olfatorio. Después de que nuestro compañero el perro nos aconseje “seguir nuestro olfato, que habla el lenguaje de la memoria y las emociones, no el racional”, nos encontramos con Proust, que toma un té en busca de la memoria perdida.
Las complejas interconexiones entre los glomérulos del bulbo olfatorio al córtex olfativo se entremezclan en su camino con fibras de la amígdala y el hipocampo. Esto se representa como un laberinto de conexiones.
Las feromonas, definidas como una de las formas más antiguas de comunicación, aparecen representadas como pequeños monstruos. Aparece su descubridor, Henri Febre y el autor nos regala un par de páginas espectaculares que representan el reino de los insectos, que utilizan estas moléculas para señalizar situaciones de peligro, fuentes de alimento o para reproducirse.
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OIDO. Salimos del reino del olfato sobrevolando la cabeza humana e introduciéndonos por el pabellón auditivo con ayuda de un murciélago.
La protagonista sigue a Giacomo Gaspare Corti (investigador que da nombre al órgano de Corti) que la guía por el interior del oído humano, atravesando el tímpano y llegando a bucear en el interior de la cóclea.
La membrana basilar aparece dibujada como el teclado de un piano, como metáfora a su mapa de frecuencias: debido a su grosor, nos permite percibir en la parte proximal los sonidos graves (baja frecuencia) y en la distal los agudos (alta frecuencia).
Un pájaro nos explica que el lenguaje evoluciona de la música: no son más que patrones de sonido que se han dotado de significado y emociones diferentes en cada lengua.
En una viñeta en la que se nos explica la utilidad de la música en la rehabilitación de pacientes con afasia, se representa la afasia como un bocadillo de diálogo fragmentado.
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VISTA. George Wald, experto en visión, nos lleva por medio de un camino de tuberías hasta el ojo. Por el camino aprendemos que la retina es parte del cerebro.
A lo largo del capítulo se nos presentan las distintas células retinianas que son personificadas al dotarlas de ojos. Todas forman una red por la que trepan los personajes. La neuronas bipolares de centro ON-OFF son las encargadas de detectar el contraste, idea que se representa superponiendo bocadillos de diálogo en blanco y negro.
Una neurona dotada de escuadra y cartabón nos explica la neurofisiología que hay detrás de la percepción visual de la orientación, el contraste…
Nos adentramos en el camino de la vía visual, en el que nos encontramos con flechas que señalizan las distintas áreas visuales corticales. En ruta nos encontramos con Helen, la simia con la que se experimentó acerca de la visión ciega, y que nos lleva por una vía visual alternativa.
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EPÍLOGO. Por fin, gracias a la estimulación externa, la protagonista vuelve (y nosotros con ella) al mundo real tras semejante periplo interno. Allí nos encontramos en una fiesta con Descartes, Dalí, Walt Whitman y William James, que debaten acerca de la dualidad del ser; “quizás la mente esté justo en la conexión entre el cuerpo y el sistema nervioso”, dice un panel de texto acompañado de una ilustración en la que aparece un enchufe en la médula espinal.
Por qué es medicina gráfica
“Los sentidos” es una novela gráfica que puede ser muy útil en el ámbito de la docencia: estudiantes, investigadores, divulgadores, profesores universitarios… Puede ser un buen complemento para el estudio de neurofisiología y neuroanatomía, tanto por la utilidad de sus metáforas visuales a modo de reglas mnemotécnicas, como porque la información se presenta de forma muy atractiva e incita la curiosidad al lector, siendo apropiada para ampliar la información de estudio de forma divertida y amena.
Premios y enlaces de interés
Página oficial de la editorial con algunas de las páginas de la obra e información sobre el autor: https://www.normaeditorial.com/ficha/9788467931921/los-sentidos/
Web del proyecto de investigación sobre la intersección de ciencia y cómics del Dr. Matteo Farinella en la Universidad de Columbia: http://www.cartoonscience.org/