Las voces y el laberinto

Las voces y el laberinto

Autores/as
Ricard Ruiz Garzón y Alfredo Borés
Lengua
Castellano
Número de páginas
155
Fecha de publicación
Marzo de 2018
Editorial
Sapristi
ISBN
9788494506383

Tema

Las voces y el laberinto es la adaptación libre al cómic del libro de Ricard Ruiz Garzón Las voces del laberinto por el guionista e ilustrador Alfredo Borés.

El cómic está dividido en cinco capítulos independientes. Todas tienen en común el relato de la historia de personas que padecen esquizofrenia.

Puntos fuertes

Una de las riquezas de Las voces y el laberinto es que cuenta con la aportación de dos autores diferentes. Las historias no son autobiográficas, como en otras patografías gráficas, pero la combinación de sus vivencias y la creatividad de ambos resultan en una obra original, rica y atractiva.

Hay diversidad de personajes de edades diferentes aunque algunos de los principales aparecen como secundarios en otro capítulo, creando la sensación de que lees una sola historia.

Es un libro de fácil lectura con una narración en primera persona a través de bocadillos de distinto color que los bocadillos de las conversaciones.

El uso del color es magistral. Utiliza colores sólidos y en cada hoja, no aparecen más de cuatro diferentes, dando un aspecto de homogeneidad y calma. Son siempre sobrios y con dibujos detallados. Lo interesante es que aplica el rojo, rosa o naranja a los episodios de distrés emocional o desorganización mental del personaje. La fuerza rompedora de estos rojos sobre tonos más apagados consigue un efecto estresante en el lector, ayudando a entender la situación de pánico del personaje.

Las caras son sorprendentemente expresivas a pesar de que los ojos sean un simple punto y menudo no aparezcan.

Cada página cuenta con un número variable de viñetas, casi siempre con un mínimo de cinco. Los diferentes tamaños de las viñetas forman parte de la historia, le aportan dinamismo, de manera que hacen la lectura más activa. Por ejemplo, los bordes siempre marcados de las viñetas pueden desaparecer o desordenarse y perder paralelismo cuando se describen brotes psicóticos. El autor juega con la mente del lector, que se siente involuntariamente imbuido en la mente desorganizada del personaje. También esas voces en las cabezas de los protagonistas llegan a desvirtuar y desdibujar las imágenes utilizando distintas fuentes y tamaños. Los recursos lingüísticos del cómic en su máxima expresión.

En las descripciones de los brotes psicóticos los protagonistas oyen voces que el lector es capaz de ver, sienten presencias que aparecen como sombras o salen de las pantallas y en uno de los capítulos se materializan como enormes monstruos o serpientes. El lector percibe sensaciones intensas lo cual no deja de ser sorprendente cuando lo que las causan son las percepciones patológicas de los personajes de un cómic. Es una experiencia fascinante.

Por qué es medicina gráfica

El tema de base de toda esta novela gráfica es la esquizofrenia.

Desde el punto de vista del paciente y sobre todo de sus familiares, Las voces y el laberinto aporta esperanza. Varias de las historias tienen lo que podríamos llamar un «final feliz», en el sentido de que la enfermedad queda controlada con una mezcla de la medicación y el estilo de vida. Otra de las aportaciones a los cuidadores es que este libro realza la importancia de la familia como uno de los puntos más poderosos para seguir adelante. Un hermano que cuida y acoge en su casa incluso a pesar de la opinión de su mujer, una madre que acompaña a su hijo en una historia llena de miedos o un padre que mira a los monstruos de su hijo de frente mientras le abraza. Aporta valor al apoyo familiar imprescindible para las personas con esquizofrenia. Deja también claro que no es un papel fácil. Desprende dolor, culpabilidad, miedos y las enormes complicaciones del día a día.

En varios puntos de la historia se deja ver el enorme estigma que rodea a la enfermedad mental, los prejuicios contra las personas que la padecen, la falta de credibilidad que a veces tienen que sufrir por el hecho de padecerla o la fina línea que la sociedad a veces marca para estos trastornos, confundiendo esquizofrenia con estorbo social o tratándolo como una forma de delincuencia. El nivel de frustración casi se toca en alguna de las historias.

La intensidad con la que se «siente» un brote psicótico o el empeoramiento de la esquizofrenia son de gran ayuda para un profesional sanitario. El acercamiento a sentir la angustia, el agobio, el rechazo, el terror del paciente ayudan a comprender mejor esta enfermedad y lo que conlleva el día a día y sin duda a aumentar la empatía. Este cómic te permite ponerte durante un rato en los zapatos de una persona con esquizofrenia; el pavor que ello conlleva solo puede aumentar la compasión en el trato con pacientes que sabes que la sufren.

Aparecen varios médicos y uno obtiene una imagen positiva de su trabajo en estas historias…excepto de uno de ellos que ofrece un gran ejemplo de cómo NO realizar una consulta. No levanta los ojos del papel en todo el intercambio y su juicio de valor está lleno de terribles prejuicios sociales y premoniciones devastadoras. Estas dos hojas valdrían para hacer un seminario de comunicación y manejo de enfermedad mental.

Las voces y el laberinto hacen una estupenda aportación a la medicina gráfica.

Premios y enlaces de interés

Página de Ricard Ruiz Garzón

Página de Alfredo Borés

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