Puntos fuertes

Lo primero que impresiona de este cómic es su peculiar estética tanto en el grafismo como en el texto. Aparecen solamente seis colores, siendo dos ellos tonos de piel, además  el blanco y el negro para los textos. Eso hace que el resto de las imágenes y los fondos jueguen exclusivamente con verde, azul marino y naranja, todos en tonos apagados. El papel es mate. La manera en la que está relatado el texto, tanto en las cajas de descripción como en los bocadillos, hace que el lenguaje sea llamativamente sencillo y repetitivo.  Los dibujos son muy geométricos, de lineas muy definidas, con imágenes planas y carentes de sombras. Los caracteres presentan  ojos gatunos que están siempre abiertos y siempre miran de frente con una extraña pupila alargada y una marca geométrica en la mejilla.

La poca variedad de color junto con un texto que obliga a ser leído casi a tirones, te provoca una extraña sensación, como si tu percepción y pensamiento se movieran a diferente velocidad. Es intuitivo pensar que los autores han querido colocar al lector dentro de la mente de una persona autista, no como meros observadores y sin duda lo logran. Es sorprendente.

La historia es muy entretenida agradable de leer y resulta conmovedora de principio a fin. Además viene acompañada de un emotivo prólogo de Miguel Gallardo, autor de Maria y yo y gran conocedor del mundo del autismo. Miguel menciona un punto fuerte de este libro, el hecho de que la historia sea de adultos: «La gente suele pensar que todas las personas con autismo son niños, quizás porque en las películas solo vemos niños, en los libros, leemos sobre niños, y son niños los que salen en los periódicos cuando se habla de autismo. No tenemos relatos de vida de los adultos, como si los hubiéramos enviado a un planeta lejos de la tierra. Y la vida de esas personas merece ser contada, como la de cualquier otra. No es una vida fácil; la cantidad de apoyos que necesitan para vivir se diferencia según la cantidad de autonomía y la capacidad de elección que tiene cada uno, pero aunque esa capacidad de elección sea muy poca, es su derecho, como el de cualquier ser humano; es su derecho elegir, aunque sea con unos estrechos márgenes, como quieren vivir su vida y con quién».

El guionista Marc Buleon es también un gran conocedor de el autismo y desde hace años coordina un taller para adultos con autismo. Si bien las historias de este comic no son reales, parten de un conocimiento profundo de lo que significa convivir con este trastorno. La credibilidad del guionista en relación al conocimiento desde la experiencia es un punto fuerte.

Otra fortaleza de este libro es que ha sido publicado con el objeto de dar a conocer el autismo definiéndolo como «una forma de ser, no mejor ni peor, sino diferente» y el libro lleva una hoja en la que explica de manera sencilla y afectuosa en qué consiste ser autista.