Un gay en la treintena. Aceptando mi disfunción eréctil

Un gay en la treintena. Aceptando mi disfunción eréctil

Autores/as
Kazuki Minamoto
Título original
Misoji Gay, Tatanaku Narimashita
Lengua
Castellano
Traducción
Ana Reyes Serrano
Número de páginas
252
Fecha de publicación
Noviembre 2023 (Japón: 2021)
Editorial
MangaLine Ediciones
ISBN
978-84-19177-23-0

Tema

Manga de ensayo autobiográfico donde su autor, Kazuki Minamoto, nos cuenta su lucha personal tras sufrir de disfunción eréctil psicógena, con la particularidad de ser un hombre homosexual en Japón.

Puntos fuertes

No es habitual encontrar obras que traten este tema de una forma tan personal y sin tapujos y eso ya es algo a destacar y que hace de este manga algo único. Kazuki Minamoto debutó en una revista manga de temática gay, con algunas obras de tinte erótico y, aunque ahora escribe historias para todo el mundo, vamos a encontrar referencias a su trabajo anterior al tratarse de un manga de alguna forma autobiográfico. Así pues, cabría esperar un estilo artístico parecido a sus otras obras y nada más lejos de la realidad. Aunque veremos una y otra vez escenas sexuales, sin llegar a mostrarse genitales (algo habitual por otro lado en las obras de origen japonés dada su legislación), y se muestra lenguaje explícito, todo esto contrasta con el estilo elegido para esta obra, siendo en este caso más cercano al manga humorístico, de estilo simple, incluso algo naíf. Esto hará que algunos de los temas que se tratan resulten más fáciles de digerir, haciendo más ligera la obra.

A la hora de leer este manga debemos de ponernos en la piel del autor para entender mejor lo que se nos va a contar. La presión social y autoexigencia a la que se puede llegar a someter un hombre en Japón en general y en cuanto a sus “deberes sexuales” es algo a tener en cuenta, esto mezclado con una personalidad como la de Kazuki, insegura, ansiosa, de autoestima baja, muy autoexigente y auto castigadora, la cultura japonesa, la cual hace que en muchas ocasiones sean reservados en cuanto a lo que sienten de verdad (entre otras cosas para evitar molestar o dañar a los demás), su condición de homosexual en un país donde todavía existen reticencias respecto a este tema… hacen un cóctel perfecto para caer en el abismo.

La ruptura con quien había sido su pareja durante siete años hizo que se refugiara en el alcohol y cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo decidió cambiar de refugio y acabó en una app de citas para gays. De esta forma veremos cómo aparecerán los primeros síntomas y Kazuki hace algo que es más habitual de lo que los sanitarios quisiéramos: el autodiagnóstico a través de internet. La autoexigencia, la culpabilidad y las inseguridades irán creciendo a lo largo de la obra y de los distintos encuentros sexuales de Kazuki, llegando incluso a decidir abandonar las relaciones sexuales y refugiarse en el trabajo alejándose del mundo exterior. Aunque con altibajos y momentos de esperanza, veremos cómo acaba en una relación tóxica de dependencia, infidelidad incluida, con la primera pareja que le hace sentirse seguro. Afortunadamente habrá luz al final del túnel para nuestro protagonista.

Por qué es medicina gráfica

Se trata de una obra que podemos clasificar fácilmente como “patografía gráfica”, ya que nos cuenta la personal lucha del autor con la disfunción eréctil. Pero lejos de quedarse ahí y gracias a la personalidad y las malas experiencias de Kazuki, se nos muestran elementos como la ansiedad, con síntomas propios como las palpitaciones o el insomnio, la depresión, el odio a uno mismo, las consecuencias de someterse a una relación tóxica, del exceso de trabajo y alejarse de los demás, de reprimir sentimientos… veremos como incluso Kazuki llega a sufrir en un momento dado de diplopía (o poliopía, como la llaman en la obra) lo cual le supuso un ingreso hospitalario.

El papel del sanitario aparece reflejado en dos ocasiones: cuando decide, tras consultar Internet, probar con Viagra (utilizo la marca comercial, pues así se refieren al sildenafilo en la obra) y acude a una clínica especializada en disfunción eréctil, donde además seremos testigos de un sentimiento habitual en todo paciente, el consuelo al no verse solo en la sala de espera y, por ende, en su diagnóstico. Y tras la aparición de su diplopía y posterior ingreso. Ambos sanitarios, hombre y mujer respectivamente, son reflejados como figuras amables y atentas con su paciente.

El manga también nos muestra la otra cara de la moneda, con elementos positivos como el apoyo de las amistades, el auto entendimiento, la superación personal, la ganancia de autoestima y amor propio… Finalmente, y personalmente creo que de forma acertada, el autor añade un capítulo extra a modo de epílogo que añade información de su situación personal actual pero que, sobre todo, recoge todo lo que el autor ha querido transmitir a sus lectores: un mensaje de esperanza y consuelo a través de su propia experiencia, un refugio donde el lector no se sienta solo en su sufrimiento, independientemente de su orientación sexual o edad.

Si bien y, como reconoce el autor, puede que “no sea el tipo de manga que haga feliz a todo el que lo lea”, puede ser recomendable su lectura para personas adultas que vivan una situación similar, aunque siempre sería aconsejable que fuese una lectura crítica y “acompañada” por parte del sanitario y, por supuesto, teniendo en cuenta a qué tipo de persona tenemos delante. Esta clase de obras pueden servir de consuelo a unas personas pero también hundir más a otras si no se les acompaña o no leen la obra entera. Por otro lado, y como ocurre con muchas otras obras de Medicina Gráfica, es fácil recomendar esta obra a todo sanitario que quiera enriquecer su empatía y conocer la enfermedad como un todo, más allá de una enumeración de signos y síntomas.

Premios y enlaces de interés

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