Puntos fuertes

La obra está planteada como una historia, se ciñe a los hechos acontecidos y los reproduce de manera objetiva, seleccionando inteligentemente las escenas que incluir para contar la historia sin perder el ritmo narrativo. Sin embargo, hace especial hincapié en algunos sucesos que, hoy día, en un momento en el que la gestión socio-económica de una pandemia plantea diversos frentes abiertos y la sociedad se divide entre los que ven dicha pandemia como tal y los que la ven como un invento político-empresarial, toman un cariz especialmente relevante y nos muestra que los mismos problemas se repiten una y otra vez a lo largo de la historia.

Uno de sus puntos más fuertes es la capacidad de mostrarnos un momento concreto de la historia como una historia de aventuras en las que los responsables debían ir esquivando los numerosos obstáculos a los que se enfrentaban, aprovechándose de la inocencia de los niños protagonistas para introducir un elemento emocional que atrapa en la lectura. Consigue mostrar escenas de largas conversaciones políticas, imprescindibles para la historia, de manera que el lector no se vea enterrado en largos monólogos o bocadillos de texto interminable.

A pesar de contar con una narrativa formal que aporte un tono periodístico a la obra, hay lugar para ciertos recursos muy atractivos, como algunas escenas en las que la desesperación de los protagonistas se muestran a través de una pérdida de esa narrativa conservadora y “estática” torciendo viñetas o perdiendo los bordes y extendiéndose hasta el borde, o hacia el final introducir un discurso final que acaba pasando a voz en off, pasando de varias viñetas con el personaje hablando a una doble página del barco surcando los mares, que aporta un momento narrativo muy alto, cargando de épica la escena.