Puntos fuertes

Desmesura tiene formato de cuaderno de viaje: ni el texto aparece encuadrado en bocadillos ni las ilustraciones en viñetas. Estos detalles, junto a la encuadernación tamaño cuartilla, la sencilla portada… hacen que percibamos que nos encontramos ante la lectura de un relato íntimo.

Las ilustraciones realizadas en tinta y acuarela adoptan un trazo grueso y ondulante, cercano al garabato, en momentos en los que el personaje pierde el contacto con la realidad. Los tonos azules y grises colorean el pasado. El presente sin embargo, luce con colores variados.

Las imágenes transmiten sensaciones a las que difícilmente llegaríamos con palabras. Junto con el texto se dan la mano en la creación de la historia; tal es la fusión que a veces el texto se introduce en las ilustraciones: palabras que emanan del suelo de la ciudad simulando las voces, palabras que se escriben desde la boca del médico estableciendo un diagnóstico… “esquizofrenia”.

Uno de los puntos que suma credibilidad a la obra es que escribirla supone una necesidad para el guionista. Aunque el relato sigue un curso biográfico, el autor afirma que su objetivo no es ofrecer una autobiografía, sino “fijar coordenadas actuales e imaginar adonde se quiere ir, así la historia es brújula del presente y carburante de futuro. Para entender más lo que me sucede, pensarlo con los otros y que pueda servir a alguien”. Partimos de los recuerdos de su infancia para continuar descubriendo los inicios de su proceso en la adolescencia y desarrollo en la juventud.

Otro punto es el inciso que hacen en mitad de relato para compartir hechos de las vidas personales de ilustrador y guionista que harán que la historia se escriba y dibuje de otra manera: “hemos sufrido y experimentado una lejanía de lo real que nos acerca entre nosotros”.

Desmesura es una novela muy rica en metáforas visuales, destacan las siguientes:

• A lo largo de la novela aparecen ocho ilustraciones que representan al protagonista en relación con el mar. Inicialmente una ola lo zambulle al fondo del océano. Poco a poco, mientras descubrimos cómo (por medio de sus historias), alza la mirada a la superficie y va saliendo a flote. Estas imágenes intercaladas funcionan como puntos de referencia que ubican al lector en el grado de hundimiento del personaje.
• El relato de su primer ingreso en el hospital es aterrador. La ilustración que lo acompaña describe cómo se han almacenado esos recuerdos: flashes, imágenes aisladas, inconexas, delirantes.
• El incierto camino hacia el diagnóstico implicó cambios de medicación constantes. Este hecho se representa en cuatro ilustraciones en las que aparece el protagonista sentado en una caja de psicofármacos, siendo rodeado poco a poco por más y más tipos de medicación.
• Las voces son representadas en forma de monstruos. Cada escuchador de voces tiene el suyo propio, diferente al del resto. Además de aportar un punto de ternura a un síntoma que impacta significativamente en la vida de estas personas, creo que realza la idea del sufrimiento psíquico como dolor individual.
• La percepción de ser juzgado, de que todo el mundo está pendiente de ti (delirio de referencia) se representa como un conjunto de ojos rodeando al personaje. En los momentos en los que escucha voces las caras se desdibujan y emborronan, intercalándose ruidos en la conversación.
• En temas de salud mental, la cultura del estigma arrastra a estos pacientes al aislamiento, que es representado como una jaula en la que el protagonista encierra su cabeza.
• Las relaciones sociales son un factor muy valorado por el protagonista en su recuperación, que relaciona la capacidad de recuperación con el número de manos que tengas cerca. Esta reflexión está presente en varios puntos de la obra y la ilustración que mejor lo refleja es la del ala rota de un ave que está siendo vendada.