Bezimena

Bezimena

Autores/as
Nina Bunjevac.
Título original
Bezimena.
Lengua
Castellano.
Número de páginas
224.
Fecha de publicación
Septiembre de 2019.
Editorial
Reservoir Books.
ISBN
9788417511906.

Tema

Benny es un chico introvertido, con unos instintos carnales aflorados desde muy niño, y que viene de una buena familia que le han dado la mejor educación que pudieron. De adulto, encuentra trabajo en un zoo, donde vuelve a ver a su amor platónico de la infancia. Ve que olvida un cuaderno de dibujo donde encuentra todo tipo de perversiones sexuales entre los que él interpreta que son ellos dos. Cree que es un mensaje de ella, dándole indicaciones de qué es lo que quiere que haga, y él lo llevará a cabo.

Puntos fuertes

La obra nos pone en la mente de un agresor sexual. Lo muestra como un tipo tranquilo, educado, amable, aunque introvertido y poco sociable. Muestra cómo vive él esas pulsiones sexuales y cómo justifica sus actos por lo que entiende como señales. Incluye muchas escenas de sexo explícito, que son mostradas desde una perspectiva de juego, y casi romántica en ocasiones, lo cual adquiere toda su crudeza en nuestra mente, cuando realmente sabemos qué es lo que ha pasado.

Además, la obra concluye con un epílogo escrito por parte de su autora, en la que relata su infancia y cómo sufrió abusos sexuales siendo casi violada en dos ocasiones, en una época en la que se avecinaba una guerra en su país natal (Serbia) y en la que ese tipo de agresiones sexuales se podían llegar a justificar por las condiciones que se vivían en su país. Eso aporta una capa más de lectura a la obra, puesto que en una primera lectura, uno podría llegar a pensar que casi justifica al agresor, o lo disculpa, cuando realmente lo que hace es poner la voz de alarma y adentrarse en la psicología de un agresor sexual.

El dibujo es hiperrealista, con muchas masas de líneas y un sombreado puntillista que aportan un aspecto muy impactante. Usa una narrativa más cercana al relato ilustrado, con páginas con un par de bocadillos de texto seguido por una ilustración a toda página, aunque en determinados momentos sí vamos a ver alguna secuencia de imágenes, bien sea por varias viñetas a toda página con una secuencia de imágenes, o alguna página con varias viñetas.

Por qué es medicina gráfica

Estamos ante otra de esas obras en las que la catalogación dentro de Medicina Gráfica resulta como mínimo, delicada. De hecho, este tipo de obras en las que se muestra poco del protagonista y de una manera tan simbólica e insinuada, deja mucho a cargo del propio lector. Sín embargo, aporta una visión  original de las agresiones sexuales, puesto que se muestra desde el punto de vista del agresor. Ilustra esa distorsión de la realidad que pueden llegar a vivir, y muestra una visión que puede interpretarse erróneamente como empática o disculpando sus actos, pero que realmente lo que intenta es hacer hincapié en lo patológico de muchos de esos casos (que no todos), en los que el agresor sexual es  (aunque no necesariamente como causa)  un enfermo mental.

Al ser un tema de impacto social, siempre se tienen reacciones viscerales que pueden hacernos pasar por alto que podemos estar ante una enfermedad, y creo que es lo que la autora intenta: poner la voz de alerta sobre aquellas personas que son tan normales como cualquiera pero que pueden suponer un peligro para la sociedad, en ese tipo de personas en los que convive el comportamiento criminal con una enfermedad mental.

Al depender mucho de la imagen y mostrar los sentimientos del agresor, cualquier interpretación que se haga, es una mera hipótesis; para hacer un diagnóstico como tal nos haría falta mucha más información. Se puede pensar en una psicopatía, por no saber discernir entre el bien y el mal; podríamos presuponer un trastorno de personalidad esquizoide, por esa falta de interés social y restricción de emociones que muestra el personaje; incluso yendo un paso más allá, habría que plantearse una esquizofrenia en cuanto a esos síntomas psicóticos, de distorsión de la realidad. Pero evidentemente sería muy frívolo dar un diagnóstico rotundo con la información proporcionada por la autora. Por otro lado los estudios en este aspecto aseguran que no hay más delitos sexuales en esquizofrénicos que en la población general. Bezimena es un buen punto de partida para la reflexión de temas tan sórdidos y complejos como este.

En otro punto tenemos ese gran valor que tiene la Medicina Gráfica en cuanto a terapia por parte de los autores. La autora ha vivido dos casos de intento de violación, con el consecuente estrés postraumático, sentimiento de culpa, y ha vivido además de cerca cómo algunas compañeras han pasado por lo mismo y se han visto inmersas en una «romantización» de la agresión llegando a sentirse realmente enamorada de su agresor. Esta obra supone un exorcismo de Nina Bunjevac sobre todos esos fantasmas que la han estado acosando durante muchos años y a los que ahora deja salir.

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